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Órgano de San Torcuato de Abadiño

Disposición de registros

Gran Órgano                                               

Flautado Violón

Flautado Principal

Flauta Armónica

Violón

Salicional

Octava

Lleno (3 h)

 

 

 

Pedal

 

Contras

Contras

 

​

 

16'

8'

8'

8'

8'

4'

2â…”'

 

 

​

 

16'

8'

 

 

Recitativo

 

Cor de Nuit

Viola de Gamba

Voz Celeste

Flauta Octaviente

Ocarina

Trompeta

Fagot-Oboe

Clarín Armónico

 

​

 

8'

8'

8'

4'

4'

8'

8'

4'

 

Dos teclados manuales de 56 notas (C-g5) y pedalero de 30 notas (C0-f).

Acoplamientos y recursos: I/P, II/P, II/I; Fuertes de Trompetería; Expresiones independientes al I y al II; y Trémolo al II.

Diapasón: 415 Hz. a 15º C y una presión de 110 mm.

Historia

 

Hasta la fecha se conserva muy poca documentación sobre los órganos que han existido en la iglesia parroquial de San Torcuato (San Trokaz) de Abadiño. Se sabe que la actual iglesia está construida en el mismo lugar donde anteriormente se ubicaba otro templo de menores dimensiones, del que apenas quedan testimonios documentales. De aquella primitiva iglesia se conserva la torre, trazada en 1732 por el cantero durangués Juan de Herdoiza. Años después, la anteiglesia de Abadiño se replanteó la reconstrucción integral del templo, respetando la torre de Herdoiza, trabajo que se llevó a cabo en dos fases entre 1762 y 1783, año en que fue consagrada definitivamente. El proyecto de la obra fue encargado al arquitecto guipuzcoano Ignacio de Ibero, aunque la materialización de la misma fue llevada a cabo por maestros canteros y carpinteros de la comarca.

 

Gracias a las publicaciones de José Antonio Arana Martija, sabemos que la primitiva iglesia disponía por lo menos de un órgano, ya que el organero de Oñate José Antonio de Balzategui construyó uno nuevo entre los años 1720 y 1721. Dicho instrumento, estaba concluido ya en 1722, pues fue examinado por Santiago de Herdoiza, cura beneficiado y organista de Elorrio, cuyo posible sobrino del mismo nombre y apellido, trabajó activamente después tanto en Bizkaia como en otras localidades del obispado de Calahorra y La Calzada. En 1747 el órgano sufrió una importante reparación por Joseph de Arroitia, a quien se le pagaron «ochocientos sesenta y seis reales..., en los cuales se remató la composición del órgano de dicha iglesia». Por aquella época figuraba como organista el clérigo Francisco de Arbaiza, quien en 1753 delegó sus funciones en Juan Esteban Pérez, también «de profesión organista». Tras la decisión de reconstruir la iglesia, el órgano de Balzategui fue desmontado en 1766 por Joseph Ramón de Goicoechea, con la idea de volverse a colocar en la nueva parroquia al terminar las obras de la misma. Es muy posible que Goicoechea estuviera relacionado profesionalmente con el organero Santiago de Herdoiza, puesto que sólo consta que desmontó y ayudó a trasladar el órgano de la parroquia de San Torcuato. La musicóloga Mª Carmen Rodríguez Suso, en su artículo Notas sobre la organería en Vizcaya durante el s. XVIII, destaca las intervenciones de este personaje junto a Herdoiza en Elorrio, y vuelve a mencionar más adelante su paso por San Torcuato de Abadiño durante el año 1776.

 

Desconocemos qué organeros trabajaron en Abadiño durante el siglo XIX. Lo cierto es que en 1886 el polifacético otxandiotarra Felipe de Arresebeitia construyó la sillería que todavía se conserva en el coro, cuya colocación fue alterada en 1913, cuando Lope Alberdi instaló el actual órgano que hoy todos conocemos. Los órganos construidos por Lope Alberdi en el País Vasco fueron numerosos. Solamente en Bizkaia, entre 1900 y 1925 instaló alrededor de 15, de calidad muy variable de unos a otros. Entre los más notables, cabe destacar el de la iglesia de San Torcuato de Abadiño, construido en 1913. Este magnífico instrumento, fue donado por Pedro de Zelaieta y su esposa, siendo párroco Félix de Ercilla. La cantidad que se pagó por el mismo fue de 16.000 pesetas.

 

Alberdi, natural de la localidad vizcaína de Gautegiz de Arteaga, se consolidó como uno de los organeros más destacados de su época en España a través de sus experiencias en Barcelona: primero como director técnico en los talleres de Aquilino Amezua, y después al frente de su propia empresa. De una manera u otra, Lope Alberdi vino a sintetizar diversos aspectos de la organería europea del momento, especialmente la francesa y la alemana. En la mayoría de sus instrumentos —particularmente en los de tamaño medio y grande—, aplicó el sistema de válvulas cónicas (Kegellade) por medio de transmisiones mecánicas, similar al ideado en 1842 por Eberhard Walcker de Ludwigsburg, y que fue introducido por primera vez en España en 1857 por Joseph Merklin en el órgano de la catedral de Murcia. Mas adelante Lope Alberdi optó por adaptar a dicho sistema otro tipo de transmisiones, como por ejemplo la tubular-neumática. No obstante, la configuración de todo el sistema seguía siendo la misma que la de los primeros secretos de válvulas cónicas desarrollados por Walcker de Ludwigsburg. La adopción de estas y otras nuevas técnicas convirtieron a Alberdi en uno de los precursores de las nuevas tendencias que iban a imperar en la organería española durante las tres primeras décadas del siglo XX.

 

 

 

Restauración

 

En primer lugar, se apeó la tubería para proceder a su limpieza y reparación. Una vez que el órgano quedó despejado interiormente, se desmontó todo aquello que se consideró necesario para su limpieza y reparación. La única parte que se desarmó para ser restaurada por completo fue la fuellería. Los motivos fueron diversos: fatiga y envejecimiento de las pieles, instalación deficiente de porta-vientos, etc. Si bien los fuelles no presenta problemas graves de escapes de aire, las partes guarnecidas de piel se encontraban visiblemente deterioradas por motivo de su envejecimiento y la inevitable fatiga causada por el uso cotidiano a lo largo de tantos años. Por ello se consideró conveniente el desmontaje de ambos fuelles depósitos, con objeto de sustituir su revestimiento de papel y el guarnecido de piel. Para ello se utilizó piel baldés y papel de primera calidad, y la unión de todas la piezas fue realizada con la tradicional cola fuerte de origen animal. En cuanto a los porta-vientos originales, cabe señalar que estaban construidos con tubos de cinc de diferentes diámetro, y que la distribución de los mismos era deficiente debido a su planteamiento aleatorio y desorganizado. Por este motivo se convino replantear el trazado de los porta-vientos, y sustituir los originales por otros nuevos de madera de mayor sección, acompañados —si fuera necesario— de sus respectivos dispositivos «quita-golpes».

 

En cuanto al moto-ventilador que estaba en funcionamiento hasta el momento de nuestra intervención, hemos de decir que presentaba dos inconvenientes: por un lado su colocación no era la adecuada por que estaba conectado al depósito secundario y no al general, como sería más lógico; y por otro, por que sus prestaciones eran muy limitadas para las necesidades del órgano, y además de ello su deficiente conexión hacía que estuviese trabajando a un rendimiento muy inferior a sus posibilidades. Tanto es así, que al tocar un tutti prolongado, los fuelles se vaciaban por completo y tardaban un largo período de tiempo de recuperarse. Para paliar estos problemas se decidió colocar un nuevo moto-ventilador de mayores prestaciones y conectarlo al depósito primario o general, el cual fue diseñado originalmente para recibir el aire generado por los cargadores de doble pompa. Asimismo, en su conexión, colocamos un conducto con mayor sección de entrada, evitando todo tipo de acodamientos innecesarios, donde siempre se producen notables turbulencias y caídas de presión. De esta manera, se redujo el ruido transmitido por el aire a su paso por los porta-vientos, a la vez que se optimizó el rendimiento general del órgano. El resultado fue una mejoría en la estabilidad del aire, consiguiéndose un suministro de aire más continuo y desahogado.

 

Las transmisiones de los teclados funcionaban de manera deficiente, por lo cual fue necesario detenerse a realizar un ajuste general de todos sus elementos. En general, se detectaban multitud de irregularidades, todas ellas derivadas por el inevitable desajuste producido a lo largo de tantos años. Gran parte de las tuercas de cuero se encontraban cedidas, por lo cual era casi imposible mantener regulada la mecánica de los teclados con la permanencia requerida. Por este motivo se decidió desmontar el varillaje y sustituir todas las arandelas de fieltro y las tuercas de cuero. Las escuadras presentaban holguras que hacían que la transmisión no fuera lo suficientemente precisa. Para solucionar este inconveniente, se procedió a la reparación y sustitución de aquellos elementos que lo precisaban, especialmente los de la mecánica del Pedal, dado que eran la que peor trabajaba.

 

Tanto el aspecto como el funcionamiento de la máquina Barker era aceptable. No obstante, fue desmontada con objeto revisar y comprobar el estado de sus componentes, y proceder a la reparación de aquellos que fueran necesarioa. Asimismo se limpió a fondo y se efectuó un ajuste general de las palancas neumáticas y sus conexiones mecánicas, sustituyendo también todas las tuercas de cuero y arandelas de fieltro.

 

La transmisión de registros funcionaba también de manera aceptable. Así todo, se realizó una limpieza a fondo, y se verificaron todos los tubulares y se procedió a cambiar aquellas almohadillas defectuosas que así lo requieran. Por último se ajustó y se verificó nuevamente el funcionamiento del sistema.

 

Los secretos o canales de registro se encontraban en buenas condiciones, por lo que únicamente fue necesaria la revisión de las válvulas que se alojan en su interior, y la sustitución o reparación de aquellas que se encuentraban deterioradas por motivo del desgaste, etc. La parte inferior de los secretos donde se hallan los mecanismos de la transmisión de notas, fue desmontada totalmente con objeto de regular todos y cada uno de los topes y pequeños elementos que empujan las válvulas interiores. Este trabajo fue realizado con mucho esmero y detenimiento para garantizar el buen funcionamiento y el rendimiento de todo el órgano. Los secretos de válvulas cónicas requieren un ajuste muy complejo, dado el elevado número de elementos a regular. En este caso, se trata de 828 válvulas que gobiernan los 940 tubos, además de los dispositivos neumáticos destinados a los secretos auxiliares y a las prestaciones del Pedal. Muchos de los pequeños empujadores se encontraban muy separados de los bracillos de los molinetes que son accionados desde la reducciones de los teclados, llegándose a observar holguras que llegaban a alcanzar los 7 mm. Este desajuste, hacía que las válvulas cónicas en el interior de los secretos no permitieran la suficiente apertura de aire hacia los tubos, lo cual mermaba el ataque y la sonoridad de los mismos. En este sentido, fue necesario equilibrar especialmente los registros Violón 16' y Violón 8', que funcionan desde uno de los teclados manuales y desde el Pedal.

 

La tubería de metal presentaba en un estado de conservación bastante aceptable. No obstante fue necesario apearla, limpiarla cuidadosamente, y reparar algunos desperfectos ocasionados en parte de los tubos más pequeños correspondientes a la franja más aguda y una buena parte de la tubería perteneciente a los registros armónicos. Por otro lados, los muelles para la afinación de la lengüetería (rasetas), estaban muy oxidados, por lo cual fue necesario eliminar el óxido y aplicar un tratamiento anticorrosivo. Por lo que respecta a la tubería de madera, también presentana un estado aceptable. Se procederá a su limpieza, se le aplicó un tratamiento específico contra la carcoma. Igualente se verificó el estado de cada uno de ellos con objeto de reparar posibles grietas y desencoladuras originadas por los cambios higroscópicos Algunos tubos del Violón 16', Violón 8' y del Cor de Nuit 8' estaban hinchados alrededor de los tapones, por lo cual no era posible regularlos en el proceso de afinación. Sin embargo, otros tapones tienen demasiada holgura y tuvieron que guarnecerse con piel nueva. Una vez reparados los desperfectos, la tubería fue remontada para luego ser debidamente calibrada en el proceso de afinación.

 

Por lo que respecta al estado de la caja, era muy aceptable, por lo cual únicamente hubo que limpiala por aspiración, y se le darle un ligero toque de cera natural. Otro tanto habría que decir sobre la consola, que, después de reparar limpiar a fondo sus elementos, se procedió al ajuste de todos sus mecanismos, y se revisaron y regularon los teclados manuales, pedalero, pisas de acoplamiento, pulsadores de registro, etc. Al igual que en el caso de la caja, el mueble de la consola se limpió y se tratará contra la carcoma, para darle asimismo al final un ligero toque de cera.

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